Según la 15ª Ola del Barómetro de Personality Media, Rafa Nadal, Vicente del Bosque y Pau Gasol son los famosos mejor valorados por los españoles y, por consiguiente, los más solicitados por los anunciantes. Aquellas marcas que no pueden permitirse pagar a las estrellas del deporte también recurren a actores, modelos, presentadores y, en general, a caras conocidas del mundo del espectáculo dispuestas a publicitar su producto o servicio. Cada vez es más habitual, asimismo, ver a periodistas protagonizar spots de bancos, seguros o yogures, entre otros. Utilizar a un informador es una apuesta segura para las marcas: transmiten confianza y credibilidad, a la vez que son más asequibles que los deportistas de élite.
Cualquier periodista con un mínimo de profesionalidad sabe que existe una delgada línea que separa lo que es información de lo que es publicidad y que esta no se debe traspasar para evitar un conflicto de intereses. El propio código deontológico de la Federación de Asociaciones de Periodistas de España (FAPE) explicita que “a fin de no inducir a error o confusión de los usuarios, el periodista está obligado a realizar una distinción formal y rigurosa entre información y la publicidad. Por ello, se entiende éticamente incompatible el ejercicio simultáneo de las profesiones periodísticas y publicitarias”.
A partir de ahí, es una elección de cada uno el tener como referente informativo a una persona que, minutos después de presentar el telediario, reaparece en pantalla como imagen de una marca de la que, algún dia, puede tener que dar una noticia de forma objetiva. ¿Desde qué libertad se puede informar sobre las preferentes, los juicios a los banqueros o los resultados de las entidades bancarias si se cobra de alguna de estas entidades para promocionar sus bondades?
En otros países, este tipo de casos ha sido motivo de escándalo y de indignación de la opinión pública. Aquí, de momento, es una práctica cada vez más extentida y, mientras continuemos siendo poco exigentes con nuestros periodistas, muchos seguirán aprovechándose de la credibilidad y confianza que inspiran en sus seguidores.
Siempre he pensado que un periodista no puede ser serio y profesional en su trabajo si se presta a hacer anuncios. ¿Pueden imaginarse a Pedro Piqueras informando de algún escándalo relacionado con el caldo de Gallina Blanca? Creo que cuando el periodista mezcla el ámbito de la información con el de la publicidad, se está decantando indirectamente por el segundo, ya que resulta difícil -casi imposible, según mi punto de vista- tener éxito en ambos
ResponderEliminarMe parece muy poco profesional por parte de los periodistas que se dediquen a hacer publicidad. Se utilizan de su alta credibilidad para vender cualquier tipo de producto. No debería estar permitido.
ResponderEliminarEs que los propios periodistas deberían prohibirselo a ellos mismo! Que enseñan en las escuelas de periodismo en este país? No hay clases de deontología?!
EliminarEl problema viene de los propios periodistas, no se respectan a ellos mismos! Manipulan las noticias y la gente según les interesa, después de eso como sorprenderse que promocionan bancos ladrones y tramposos? El problema esta a todos los niveles de la profesión y de la sociedad.
Esta posición es demasiada radical y no la comparto... No se puede generalizar. No es porque un periodista no lo hace bien que todos lo hacen mal, eso va para todo : políticos, médicos, policías, jueces...
EliminarDe hecho, los periodistas que hacen publicidad en la televisión corresponden todos un perfil bien particular y no es de extrañar que lo hagan.
Me gustaría recordar a "Anónimo" que muchos periodistas mueran para poder informarle ! Eso tampoco lo enseñan en las escuelas pero ocurre.
Tendría que ser la audiencia quien penalizara este tipo de comportamientos. Pero, en cambio, el de Matías Prats sigue siendo el informativo mas visto..
ResponderEliminarEstoy totalmente de acuerdo con este articulo. En mi opinión el tema es muy grave. Los periodistas que se dedican a "vender su alma, su deontología" a marcas o entidades mercantiles, no se dan cuenta de lo peligroso que es y del mal que hacen a toda la corporación periodística del país.
ResponderEliminarLo que me sorprende es que el ciudadano español en general no parece sensible a este fenómeno, como bien lo dice el articulo, en otros países no existe (Francia, Inglaterra, Alemana). En Italia, que amenudo es muy parecido a España, sobre todo en relación a su paisaje audiovisual, los presentadores de programas populares hacen publicidad, pero los periodistas, los presentadores de las noticias nunca. No se porque no parece molestar este fenómeno aquí en España? Es para preguntarse que imagen tiene el español de los periodistas en su país. Les dará igual?
Quizá no entienden lo importante que es el periodismo y sus valores para una democracia. Quizá, los españoles no entienden lo importante que es la democracia y sus valores ...
Bueno, bueno, es tan interesante el artículo como los comentarios de las personas que han escrito sobre el mismo.
ResponderEliminarA ver, nadie se acuerda de aquella frase : "Poderoso don dinero".
Habrá periodistas que antepongan su honorabilidad, su prestigio a cualquier tentación económica. Habrá otros que, delante de la tentación económica, sucumban de inmediato.
Todos tenemos un precio....por desgracia.
Con ello, me adhiero al contenido del artículo. Ningún periodista tendría que prestarse a hacer publicidad.
Para que estas cosas no pasen, el Colegio de Periodistas tendría que establecerlo en sus normas deontológicas, sino....iremos a peor.
Quien no ha visto a una famosa presentadora de Tele5 con su hija haciendo publicidad de un extracto de caldo.¡¡