jueves, 21 de febrero de 2013

Tuitear o no tuitear, esa es la cuestión

El uso de Twitter en determinados espacios genera controversia y, en algunos casos, incluso se impide tuitear. Esta misma semana, después de la renuncia de Benedicto XVI, el Vaticano ha prohibido a los cardenales utilizar este microblogging y las demás redes sociales durante la elección del nuevo Pontífice, según informó la agencia Catholic News Service. Como el propio nombre de cónclave indica (cum clave, cerrado con llave), la tradición eclesiástica impone el más estricto sigilo a este concilio e imposibilita a los cardenales que participan en la votación tener contacto con el mundo exterior. Estadísticamente, no supone un gran problema, ya que solo 9 de los 117 cardenales electores disponen de una cuenta en Twitter, aunque los que la tienen son muy activos y algunos de ellos figuran en las quinielas para la sucesión de la Santa Sede.

Pero este tipo de prohibiciones también afecta a otras instituciones, más allá de las tradiciones vaticanas. Hace pocos días, el Congreso de los Diputados cortó las comunicaciones durante la comparecencia del presidente del Banco Central Europeo (BCE), Mario Draghi. El presidente de la Cámara Baja, Jesús Posada, admitió que su objetivo era evitar que la intervención del dirigente europeo se difundiera en directo a través de las redes sociales, después de que varios diputados anunciaran su intención de tuitear el discurso. Pero la censura sirvió de poco: Izquierda Unida (IU) logró propagar varios vídeos de la comparecencia de Draghi y, después, el BCE también publicó el texto en su web.

No obstante, en Francia, un parlamentario conservador quiere ir más lejos y modificar el reglamento de la Asamblea Nacional para que se prohíba Twitter durante las sesiones. En su opinión, el uso constante de este microblogging por parte de los diputados supone una “falta de respeto” y una “falta de consideración” hacia el resto de representantes. Además también hay quien considera que da una mala imagen a los ciudadanos sobre la actividad de los parlamentarios en el hemiciclo. El presidente de la institución, Claude Bartolone, se muestra contrario a cortar la red wifi porque “hoy en día los métodos de comunicaciones electrónicas son parte de la vida”, aunque también considera necesario “que haya una reglas del juego”.

Sin duda, aquí recae el quid de la cuestión. Por un lado, los defensores de Twitter señalan que este canal permite una interacción más cercana entre políticos y ciudadanos y que favorece la participación de estos últimos en la toma de decisiones. Por otro lado, los detractores consideran que los parlamentarios deben guardar las formas dentro de la cámara legislativa y que, de la misma manera que es poco estético que un parlamentario lea el periódico durante un pleno, también lo es que un diputado esté pendiente del móvil permanentemente. Seguramente, la solución pasa por una vía intermedia a partir de un uso moderado de Twitter.

7 comentarios:

  1. Como todo, no es cuestion de si se debe prohibir o no el twitter o hablar por el movil, hacer apalabrados... Es cuestión de educación saber en que momento toca y en que momento no.

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  2. Me parece que sería una buena idea la prohibición del Twitter durante las sesiones parlamentarias y quizás debería ampliarse al uso del móvil en general. Así evitaríamos más casos de 'Apalabrados' que suman puntos al descrédito actual de la clase política

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  3. Crec que les dues coses no són incompatibles. És cert que veure els polítics a l'hemicicle i enganxats al mòbil no ajuda a combatre la desafecció. Però, per altra banda, també és veritat que la interecció amb el ciutadà pot ser més fàcil a través de les xarxes socials. Bon article.

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  4. El uso de las redes sociales fomenta el debate no solo entre los asistentes a un acto, sino también con el resto de la sociedad. A partir de ahí, creo que cada cual es suficientemente capaz de saber cuándo conviene o no usarlas. Quizá sí sea necesario "que haya unas reglas del juego”, pero ¿prohibir? Para mi esto supone una censura de la libertad de expresión.

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  5. Estic d'acord amb prohibir el twitter, el facebook i qualsevol comunicacio instantania via movil durant les reunions, es una falta de respecte per la resta d'assistents.
    I en el cas de les sessions a les institucions públiques, "jugar" amb el movil no només es una falta de respecte a la resta de participants, sino tambe pels ciutadans als que representen!
    Trobo que amb tot aixo hem perdut els valors, i sobre tot la professionalitat.

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  6. Está bien que los representantes políticos se acerquen a la ciudadanía a través de las redes sociales. Pero esto no significa que deban tuitear en cualquier momento. No solo es una falta de respeto hacer tuits mientras otra persona interviene en el hemiciclo, sino que, además, es una distracción para ellos mismos!

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  7. Crec que no és incompatible que els diputats puguin estar connectats a les xarxes socials durant els actes i en el Parlament. Si això, acosta polítics i ciutadans, endavant. Hi ha actituds molt pitjors, com els diputats que s'adormen en mig d'un ple. Estem al segle XXI, si us plau!

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