jueves, 19 de junio de 2014

La proclamación de Felipe VI, solemnidad sin pomposidad

La proclamación de un nuevo rey en España supone un acontecimiento de especial relevancia y de absoluta solemnidad. Básicamente, porque se trata del Jefe del Estado, pero también porque no se producía desde hace casi cuatro décadas. Por eso, el relevo en la Corona está lleno de simbolismo y todos los actos públicos para formalizar la sucesión se deben cuidar hasta el último detalle: seleccionar los escenarios, escoger la vestimenta, trazar los recorridos por donde desfilarán los nuevos Monarcas o decidir la lista asistentes, entre otras tareas.

En este sentido, la Casa Real ya cuenta con un protocolo muy definido y su equipo, junto con los responsables en esta materia de La Moncloa y Las Cortes Generales, han trabajado a contrarreloj durante los últimos días. Las indicaciones de La Zarzuela fueron precisas. A pesar del carácter arcaico que acostumbran a tener este tipo de ceremonias, se ha querido potenciar una imagen de cambio, transmitir cierta modernidad -dentro de las posibilidades- y evitar una excesiva pomposidad en una época de grave crisis económica y de plena desafección con las instituciones.

En primer lugar, don Juan Carlos ha preferido no asistir al acto de proclamación en el Congreso, para mantenerse en segundo plano y ceder desde el principio todo el protagonismo a su hijo y sucesor. Asimismo, la infanta Cristina tampoco ha estado presente al acto, apartada de la agenda oficial de La Zarzuela desde hace meses por su implicación judicial por el ‘caso Nóos’. El objetivo es evidente: obviar las polémicas que han afectado esta institución en los últimos tiempos. En segundo lugar, la Monarquía ha omitido cualquier acto religioso, a diferencia de cuarenta años atrás, ya que el Estado se define como laico.

Así pues, en su conjunto, la Casa Real ha optado por una proclamación sencilla y austera. Por ese motivo, tampoco se invitaron otros jefes de Estado y monarcas de otros países. En definitiva, en la medida de lo posible, el protocolo de los actos de sucesión ha servido para intuir el estilo del reinado de Felipe VI, aunque aún es pronto para hacer una valoración exhaustiva.

4 comentarios:

  1. El protocolo cuidado al detalle. Estoy segura que los expertos en este ámbito de la Casa Real llevan mucho tiempo planeando cómo tenía que ser esta ceremonia y que todo ha estado pensado al milímetro.

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  2. Creo que es un error no invitar a los mandatarios internacionales y otros Reyes. Es un buen momento para la proyección internacional de España. Y, más, después de la derrota de La Roja.

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  3. Después del caso Noos y la caza de elefantes lo mínimo era hacer un acto discretito...

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  4. Me parece correcto que la Monarquía se adapte a los tiempos actuales y que aplique la austeridad, al menos, de puertas afuera

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