Internet y las redes sociales han abierto exponencialmente las posibilidades de vehicular nuevas formas de publicidad. En este blog, ya hemos contado la importancia de los influenciadores, el papel de los youtubers o la relevancia de algunas herramientas para ser el primero en Google, el buscador que copa el 95% de la cuota de mercado y el 60% de la publicidad digital. Sin embargo, en los últimos meses ha aparecido una práctica publicitaria en Twitter que ha suscitado polémica.
Las grandes marcas apuestan cada vez más por la contratación de celebridades para que promocionen los productos en sus perfiles personales sin especificar que se trata de publicidad. Por ejemplo, durante el verano pasado, varios famosos se fotografiaban con el mismo yogurt bajo la etiqueta #porfincalor o algunos jugadores del Barça aparecieron hablando de una marca de cerveza durante una semana concreta en Twitter.
En este sentido, la legislación es muy clara. La ley general de publicidad, que también se aplica en el ámbito digital, prohíbe desde hace años los anuncios encubiertos. Del mismo modo, la ley de servicios de la sociedad de la información y comercio electrónico exige que se identifiquen, desde el principio, los mensajes publicitarios con las palabras publicidad o publi. Por eso, el organismo regulador de los anunciantes, Autocontrol, recuerda que no se puede abusar de la buena fe de los usuarios.
Sin duda, las promociones encubiertas molestan a los destinatarios porque se sienten engañados. Estas acciones deshonestas acaban pasando factura a medio y largo plazo y resultan ser un mal negocio. Los usuarios pierden la confianza en las marcas y, por lo tanto, genera el efecto contrario al deseado. La solución no pasa por endurecer la ley, que ya no deja lugar a dudas, sino por que las marcas se den cuenta de que esta fórmula no es óptima y que los usuarios se rebelen ante esta práctica.
Los usuarios no podemos ni debemos permanecer impasibles ante estas prácticas y castigar a las marcas que las empleen. Parece que estamos en un momento en el que el "todo vale" está por encima del "hacer las cosas bien" y está en nuestra mano el intentar cambiarlo
ResponderEliminarLa publicidad encubierta es un gran error. El público se da cuenta y acaba perjudicando a la marca.
ResponderEliminarDesde el momento en que hay teatros o estadios con nombres de marcas, no nos tiene que estrañar que la publicidad acabe invadiendo también Twitter..
ResponderEliminar