jueves, 23 de enero de 2014

Sandro Rosell y la comunicación como excusa

Seguro que les viene a la mente más de un líder político o institucional justificando una desastrosa gestión, unos pésimos resultados electorales o unos deplorables índices de valoración pública a través del argumento “no nos hemos explicado como era necesario” o “no hemos sabido comunicar suficientemente nuestra posición o acción de gobierno”. En este sentido, cuando las cosas no funcionan o se producen severos desajustes, algunos líderes deciden relevar al director de comunicación como solución a todos los males. 

El caso del FC Barcelona y de su presidente, Sandro Rosell, sirve de ejemplo. En casi cuatro años de mandato, el club ya ha contado con cuatro dircoms. El último cesado dejó el cargo en noviembre, después de discutir públicamente con Rosell por la polémica decisión de prohibir el acceso de los niños sin entrada en el Camp Nou. Seguramente, los directivos del FC Barcelona consideraron que la iniciativa no se había “vendido” en clave positiva y de solución, sino de manera negativa y como problema, por lo que el responsable de comunicación fue utilizado como cabeza de turco. Pero, ¿el verdadero error fue la estrategia de comunicación o una decisión improvisada?

A pesar los relevos en este cargo, los problemas del club siguen ahí. Como aspirante a la presidencia, Rosell se opuso al proyecto de la anterior junta para remodelar el Estadio, tasado en 250 millones de euros, y proponía acondicionarlo por 40 millones. Sin embargo, esta semana ha aprobado transformar el equipamiento actual por 600 millones, después de sondear la posibilidad de construir un campo en terrenos de la Universitat de Barcelona por valor de 1.200. ¿No es más una cuestión de incoherencia de proyecto que un problema de comunicación?

Además, la presentación de esta reforma se vio eclipsada por el caso Neymar, después de que El Mundo publicase el mismo lunes que el Barça pagó mucho más de lo anunciado en su momento para contratar al jugador brasileño. El presidente no pudo evitar que los medios le preguntasen sobre la cuestión y, en rueda de prensa, hasta pidió al juez que le citase a declarar. Pero, harto de preguntas referidas a este tema, adoptó una posición hermética y malhumorada. ¿Esta situación se podría haber evitado con una buena estrategia de comunicación o es la consecuencia de una gestión poco transparente del club?

Encontrar respuestas definitivas a estas preguntas resulta complicado. La línea entre lo que es y lo que no es un problema de comunicación es extremadamente fina. No obstante, si los conflictos persisten después del trabajo de cuatro directores de comunicación en tan poco tiempo, algún problema más grave y de fondo debe de haber en la institución. La sumisión del qué al cómo solo sirve para hacer trampas al solitario. No vale como excusa. En estos casos, es recomendable analizar la solidez del proyecto y del relato e intentar muscular aquellas partes más débiles.

3 comentarios:

  1. Las empresas deberían tener una relación muy estrecha con sus responsables de comunicación, basada en el intercambio de ideas entre ambos para consensuar el mensaje que se quiere transmitir. Si cada uno va por su lado es cuando ocurren situaciones que no son fáciles de arreglar y que van en detrimento de la credibilidad de la institución

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  2. Molt bona anàlisi. La prova del que dieu és la més que probable dimissió d'avui de Rosell. El problema no eren els dircoms, sinó el president.

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  3. La dimisión de Rosell es muy significativa. Seguramente, como aquí se dice, el problema era el proyecto.

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