jueves, 5 de diciembre de 2013

Publicidad institucional, entre el servicio público y el autobombo

El Gobierno español gastará 2,5 millones de euros en publicitar la reforma laboral, con el objetivo “de dar a conocer las medidas de fomento y apoyo al empleo, en especial al empleo para jóvenes”, según el anuncio publicado el sábado pasado en el Boletín Oficial del Estado (BOE). Seguramente, el importe destinado a este fin sorprenderá a más de uno, aunque no es ninguna novedad. El papel de la Administración como anunciante siempre es motivo de controversia, y más en momentos de crisis, a pesar de que el Ejecutivo ha aplicado severos recortes en este ámbito.

A menudo, resulta difícil conocer la finalidad de las campañas institucionales, ya que cuesta discernir si la voluntad es informar/educar o si la intención real es camuflar un mensaje de autobombo y de propaganda. Además, aunque el propósito sea legítimo, la posibilidad de evaluar su eficiencia se complica si los objetivos son genéricos o de compleja verificación. 

Más allá del debate ideológico relativo a los contenidos, también se ha criticado que estas campañas puedan responder a intereses económicos. Hay quien considera que se han ido convirtiendo, de forma indirecta, poco regulada y transparente, en una ayuda encubierta a determinados medios de comunicación privados.

Por eso, en los últimos años, las grandes sumas que mueve la publicidad institucional han obligado a las distintas administraciones a dar respuesta con una legislación específica sobre la materia. No obstante, es imprescindible hacer nuevos pasos y encontrar fórmulas de control democrático más efectivo por parte de organismos verdaderamente independientes y adaptarse, así, a la nueva sociedad de la información.

4 comentarios:

  1. La publicidad de cualquier empresa o institución, aunque esta ofrezca un servicio público, tiene un fin propagandístico. Por lo tanto, es necesario que este espacio esté bien regulado y no de cabida a más corrupción

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  2. Aquestes xifres són escandaloses. A més, si la publicitat institucional es fa per informar o educar la ciutadania, els mateixos mitjans haurien de cedir espais gratuïts.

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  3. La publicidad institucional ayuda a la supervivencia de muchos medios, sobre todo en época de crisis. Es por eso que debe estar bien regulada y hay que asegurar que no se favorece a unos medios por encima de otros. De todos modos, a pesar de que sea de gran ayuda para los medios, me parece alarmante que el Gobierno gaste 2,5 millones en una cosa así en un momento como el actual.

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  4. Totalment d'acord, però una reflexió vostra en un post anterior que acabo de llegir. Tota aquesta publicitat pot ser necessària i estar molt bé, però sempre que vagi acompanyat d'accions. Per exemple, 2'5 milions per aquesta campanya publicitària: ok. Però quines accions faran per fomentar l'ocupació juvenil. Perquè a cop d'anunci, poca cosa farem.

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