Los 'dircoms' ganan peso en las organizaciones

La evolución de la comunicación empresarial e institucional va ligada intrínsecamente al rol del director de comunicación, conocido con la abreviatura de dircom. Esta figura apareció en la década de los setenta y su trabajo consistía simplemente en coordinar la difusión de mensajes corporativos en los medios ya que, con la irrupción de la sociedad de consumo, las organizaciones descubrieron el poder de los mass media a la hora de marcar tendencias e influir en el comportamiento de la sociedad.

No obstante, en pocos años las funciones del dircom se incrementaron y estos profesionales empezaron a encargarse, también, de tareas relacionadas con la imagen de marca o las relaciones públicas hasta llegar, en los últimos años, a asumir mayores competencias (comunicación interna, responsabilidad corporativa, publicidad, etc.), además de participar activamente en la estrategia empresarial. A día de hoy, esta figura tiene un papel determinante en cualquier empresa y, por eso, el dircom ya acostumbra a formar parte de los comités de dirección.

Es muy probable que, en los próximos años, los directores de comunicación acumulen todavía más responsabilidades. En primer lugar, debido a la revolución digital, ya que las empresas se han dado cuenta de la necesidad de dominar el mundo 2.0. En segundo lugar, tendrán que innovar ante la actual multiplicidad de canales y la consecuente fragmentación de audiencias para llegar al mismo público. Y, finalmente, deberán estar atentos a las nuevas tendencias, como el marketing de contenidos, ante la progresiva pérdida de credibilidad de la publicidad tradicional.

Así pues, son muchos los frentes abiertos de los dircom, que, en su mayoría, cuentan con la colaboración de agencias de comunicación. Es por ello que, delante de este escenario, estas últimas deberán mostrarse como un colaborador eficaz y centrarse en la estrategia, en la creatividad y, sobre todo, en ofrecer servicios especializados y diferenciadores.