jueves, 24 de enero de 2013

Recuperar la credibilidad en la comunicación institucional

A menudo, las entidades e instituciones sienten la imperiosa necesidad de tener una posición firme sobre cualquier tema de su sector que sea de candente actualidad en el mismo momento de su irrupción en portadas de periódicos y aperturas de telediarios. Esta sensación de obligatoriedad se debe al frenesí mediático, alimentado por la irrupción de las redes sociales, y, en consecuencia, al temor de desaparecer de la esfera pública o de aparentar debilidad al no tener una opinión fundamentada al respecto.

Esta situación representativa de la era Twitter, donde priman las reflexiones inmediatas y de 140 caracteres, combinada con los valores líquidos descritos por Zygmunt Bauman, han convertido la palabra en un elemento trivial. El juego de la declaración y contradeclaración solo pensando en el próximo telediario, los discursos grandilocuentes vacíos de contenido, el uso abusivo de eufemismos o el simple hecho de decir una cosa y luego hacer la contraria están presentes, con demasiada frecuencia, en el actual abecé de la comunicación institucional. 

Sin duda, esta conducta ha contribuido sustancialmente a la pérdida de legitimidad de las instituciones, descrita de manera audaz en el informe Valores blandos en tiempos duros (Editorial Barcino, 2011), dirigido por Javier Elzo y Àngel Castiñeira, y elaborado a partir de la Encuesta Europea de Valores. De este modo, organizaciones de todo tipo tienen la urgencia de recuperar una confianza debilitada ante sus socios o simpatizantes y la credibilidad ante el conjunto de la sociedad.

El primer paso recae en abandonar la dinámica marquetiniana de trabajar a golpe de titular. La estrategia táctica a corto plazo, con actuaciones u opiniones poco estudiadas, siempre acostumbra a dar un resultado de bajo vuelo porque, sin querer, afloran contradicciones e incongruencias que pasan factura a la marca, a la imagen o al relato de la institución. Aunque parezca obvio, ahora el valor más importante en comunicación es la coherencia. Por eso, es imprescindible difundir opiniones meditadas, consecuentes con el discurso de la organización y expresadas de forma clara, sin tapujos. Este es el reto de la credibilidad.

7 comentarios:

  1. Totalmente de acuerdo. Sin embargo, pienso que el problema es la falta de tiempo del que disponemos. Esto conduce a las empresas a escribir la información corporativa sin la meditación necesaria pero de la manera más atractiva para que los medios de comunicación, también faltos de tiempo, no la tiren a la papelera

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  2. Pensar antes de hablar. Algo tan sencillo ahorraria a algunos muchos disgustos..

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  3. Ojala, todos antes de hablar o escribir tuvieramos claro todo lo que vamos a decir y la forma de hacerlo sin causar perjuicio al ojo ajeno.

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  4. Tener com aliado emprsarial a un buen comunicador da tranquilidad

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  5. Lo importante es decirlas las cosas con claridad y sentido común, algo de lo que adolece nuestra sociedad.
    Cada vez es más necesario en nuestras grandes organizacions disponer de un buen comunicador, alguien con sentido común o con una "inteligencia emocional" adecuada al trabajo que debe realizar en pro de la imagen de la empresa.

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  6. És cert que això passa a institucions i empreses, però els primers que n'haurien de prendre nota és la classe política..

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  7. Anàlisi molt encertada. Certament, ser una reflexió d'enorme sentit comú és normal que això passi ja diuen que aquest és el menys comú dels sentits.

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