En momentos de cruda situación económica como la actual, son muchas las empresas e instituciones que tienden a ajustar sus cuentas reduciendo significativamente las partidas en marketing y comunicación. El motivo de esta decisión subyace en considerar sus costes como prescindibles, ya que las acciones de este ámbito acostumbran a aportar a la organización un valor intangible y sus resultados tienen difícil medición en términos de ROI. Pero, sin duda, esta opción estriba en una visión a corto plazo que conduce a un grave error de planteamiento estratégico.