Las redes sociales, un escaparate para vender

Siete de cada diez españoles navegan por Internet y, de estos, nueve de cada diez utilizan las redes sociales. En términos absolutos, significa que millones de españoles tienen perfil en distintas plataformas on-line. Su uso se centra en el entretenimiento y en la búsqueda de información, pero también las utilizan como soporte en la compra de productos: cuatro de cada diez usuarios de redes compran artículos, tanto en línea como en la tienda, tras marcarlos como favoritos o compartirlos en Pinterest, Facebook, Twitter o Instagram, según un estudio publicado recientemente.

Así pues, desde una óptica comercial, el sinfín de clientes potenciales que alberga la Red junto con la influencia de las redes sociales sobre las decisiones de compra de los consumidores se traduce en un enorme escaparate para las empresas. En este sentido, el quid de la cuestión reside en cómo llegar al público o cómo convencerles para que compren un producto concreto.

El gran error es pensar que el efecto sobre la venta es directo. Se debe ser consciente de que los usuarios no compran directamente a través de las redes sociales, sino que estas se han convertido en una fuente útil de recomendaciones y un canal a partir del cual descubrir productos o descuentos. Por tanto, no vale la simple inserción de anuncios o publicar información corporativa en exceso porque acaba suponiendo una molestia para los usuarios.

En este sentido, los especialistas deben definir una buena estrategia para conseguir que se hable positivamente del producto y que sea objeto de conversaciones, teniendo en cuenta que los usuarios están presentes en las redes con la intención de socializarse, más que de comprar. En definitiva, el objetivo es captar prescriptores para que sean auténticos embajadores de la marca en Internet.

Por ejemplo, difícilmente alguien comprará un coche a través de la Red, pero posiblemente utilizará esta herramienta para buscar información y comparativas de distintos vehículos. Por eso, la automovilística General Motors se dio cuenta de que su reticencia a entrar en redes solo la convertía en invisible para muchos usuarios que estaban en la fase previa a la compra.