jueves, 6 de noviembre de 2014

La batalla comunicativa por el 9-N

Este domingo, Catalunya tiene previsto celebrar un proceso participativo sobre su futuro político, después de que la consulta fuera impugnada por el Tribunal Constitucional. Así pues, nada comparable con el referéndum oficial y la campaña electoral correspondiente que tuvieron lugar en Escocia hace dos meses. A pesar de eso, en Catalunya, la estrategia comunicativa de los favorables a la independencia ha sido muy activa, como si de un plebiscito vinculante se tratara, a diferencia de los contrarios.

En primer lugar, desde hace tiempo se produce una batalla semántica entre los dos bandos, aunque no es ninguna novedad. Desde siempre, los marcos conceptuales influyen en las percepciones políticas, definen la agenda y crean imaginarios colectivos. Por ejemplo, los independentistas han apostado por la semántica del “derecho a decidir”, un concepto mucho más amplio que vincula una reinvindicación democrática con la consecución de un Estado propio. De este modo, intentan pasar mentalmente de la incertidumbre de una secesión a la ilusión por empezar de cero.

Así pues, siempre buscan utilizar un vocabulario positivo: “Un nou país” o “Catalunya, nou Estat d’Europa”, en vez de hablar directamente de independencia. Desde el otro lado, han intentado apropiarse de los términos “diálogo” y “consenso”, aunque siempre con voluntad de minimizar la cuestión. Sin duda, el objetivo es no entrar en el juego porque, de ser así, estarían dando valor a algo que no quieren que lo tenga. Así, con la finalidad de que no pase nada, mantienen una estrategia de perfil bajo. Muy al contrario de los independentistas, que realizan una campaña enérgica para conseguir que los del otro bando reaccionen y asuman que existe el debate sobre la autodeterminación.

En este sentido, a través de la campaña “Ara és l’hora”, Òmnium Cultural y la Assemblea Nacional Catalana han desplegado una estrategia publicitaria de gran alcance (anuncios en prensa, radio y televisión, pósters en los pasillos del metro, marquesinas y autobuses, banderolas en las calles, etc.), con el objectivo de convencer a unos 500.000 indecisos que calculan que hay en Catalunya. Todo ello, sumado a las movilizaciones ciudadanas de los últimos años, a la fuerte difusión y apoyo en las redes sociales y a la ayuda de muchos voluntarios, sin tener en cuenta las acciones que promueven los partidos soberanistas. Por contra, la plataforma Sociedad Civil Catalana, que surgió hace poco tiempo para contrarestar el éxito comunicativo de las entidades independentistas, no ha conseguido obtener el mismo respaldo popular de sus rivales. Seguramente, llegan tarde a la cita del 9-N.

4 comentarios:

  1. Seguro que gracias a la estrategia comunicativa de los pro independencia el próximo domingo saldrá mucha gente a la calle

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  2. Pues sí que hay diferencias entre unos y otros. Está claro que los que están a favor de la independencia hacen mucho más ruido y consiguen mejor difusión de su mensaje.

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  3. Aquí potser caldria esmentar que els mitjans de comunicació catalans, sobretot públics, han convertit el "procés" en monotema. Tot i això, també s'ha de dir que pocs mitjans catalans entrevisten dirigents catalans o conviden pocs tertúlians que puguin aportar el punt de vista de Catalunya perquè els espanyols puguin entrendre el quid de la qüestió.

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  4. Arriben tard però sobretot són molts menys i, per tant, tenen menys capacitat mobilitzadora. És una llàstima, per això, que no s'hagi pogut fer una campanya com déu mana per defensar el sí o el no, com s'ha fet a Escòcia.

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