jueves, 31 de octubre de 2013

Protocolo, ¿norma o sentido común?

La escenificación de cualquier acto público se rige por unas normas que acostumbran a pasar inadvertidas a la mayoría de los asistentes. Estas normas establecen, por ejemplo, el orden de los discursos y determinan la ubicación de las autoridades. En definitiva, son reglas que definen escrupulosamente el desarrollo de este tipo de eventos y que se engloban bajo el concepto de protocolo.

En el caso de la Administración del Estado, el protocolo está decretado por la ley y, en las últimas semanas, ha sido motivo de tensiones sin precedentes entre los gobiernos español y catalán. La primera tuvo lugar en un acto empresarial en Barcelona, donde el president de la Generalitat declinó a última hora la invitación de Foment del Treball. En un principio, Artur Mas era la máxima autoridad y le correspondía a él abrir y cerrar la cena. Sin embargo, la vicepresidenta española, Soraya Sáenz de Santamaría, acudió como presidenta en funciones –Mariano Rajoy se encontraba de viaje a Panamá– y le arrebató el primer rango protocolario. Otra situación de tensión entre estos mismos gobiernos se vivió unos días más tarde, cuando el Gobierno español vetó que Mas interviniera en el I Foro Económico del Mediterráneo Occidental, que se celebró en Barcelona y que presidió Rajoy.

Los expertos coinciden en que el protocolo es un reflejo del poder: lo representa y lo recrea. Por eso, las tensiones protocolarias casi nunca se dan por motivos normativos, sino que se deben a la naturaleza política de la cuestión. En definitiva, el protocolo ha de servir para solucionar conflictos, en vez de ser usado como herramienta para ahondar en los enfrentamientos. Mala señal cuando se tiene que recurrir a la letra pequeña del manual de costumbres.

Por suerte, las diferencias formales de protocolo se resuelven habitualmente a través del sentido común y del buen hacer de los profesionales del sector, más allá de las normas. Es cuestión de modales. La gestión discreta y eficaz de los especialistas en protocolo y relaciones institucionales es imprescindible para que la institución o empresa en cuestión mantenga una buena imagen y, si es necesario, pueda mejorarla.

5 comentarios:

  1. El protocolo es claramente sentido común. Nuestros representantes en las urnas han hecho un ridículo espantoso... ni de patio de parvulario. Es necesario que los políticos apliquen el sentido común para resolver cuestiones de tan poca trascendencia. Sino nunca arreglaremos los graves problemas que ha acarreado las crisis económica

    ResponderEliminar
  2. Com dieu, la tensió era més per raons polítiques que de protocol. Situacions com aquestes se n'han viscut moltes i, quan hi ha hagut bona predisposició entre les parts, s'ha arribat a un acord.

    ResponderEliminar
  3. Es importante contar con expertos que te asesoren en temas de protocolo. Aunque, como dice Cèlia, muchas veces los problemas vienen por razones políticas.

    ResponderEliminar
  4. Bona reflexió! La gestió del protocol sempre genera conflictes a l'hora d'organitzar un acte, i no cal que sigui entre presidents de govern. Passa amb institucions, entitats, fundacions. Cal pensar que la comunicació no verbal és més important que la verbal i que, per tant, el protocol és importantissim i tothom vol sempre estar en primer pla! Qüestió d'egos

    ResponderEliminar
  5. Los protocolos resultan claves a la hora de organizar un acto y que este salga como está previsto, pero ya vemos que hasta ni con eso las autoridades son capaces de dar ejemplo.

    ResponderEliminar