Las primeras impresiones sobre una persona acostumbran a ser determinantes para forjarse una opinión sobre ella. Decir lo que el otro quiere oír, hacer lo que espera y cumplir sus expectativas es imprescindible para generar empatía y tejer complicidades desde buen principio. De todo ello, el nuevo Papa Francisco es muy consciente. Conocedor de que los focos mediáticos aún están puestos en Roma durante su primera semana como sucesor de Benedicto XVI, el Pontífice ha aprovechado para mostrar con creces sus dotes comunicativas y para enviar mensajes muy potentes sobre un cambio de estilo y de época.
En primer lugar, el cardenal arzobispo de Buenos Aires, Jorge Mario Bergoglio, escogió el nombre de Francisco para su pontificado en referencia a Francisco de Asís, hombre de la pobreza y de la paz, tal y como explicó él mismo en rueda de prensa este fin de semana. Con esta elección, que en términos marquetinianos se podría definir como la base de la marca personal (personal branding), el Pontífice ha conseguido transmitir, desde el inicio, unos valores que demuestran una connexión total con el momento actual.
“¡Cómo me gustaría tener una Iglesia pobre y para los pobres!”, expresó en su primera comparecencia ante los periodistas. Una frase que, probablemente, se convertirá en el lema de su papado y que expresó de forma improvisada, cuando ya había abandonado los papeles de su intervención. Sin duda, Francisco ha exhibido un gran dominio de la oratoria y, hasta el momento, ha evidenciado que no le gustan los discursos largos, densos y muy preparados, sino que prefiere la naturalidad, la claridad, la brevedad y la espontaneidad.
Estos atributos del Santo Padre también se han visualizado en la comunicación no verbal, igual de importante que el discurso a la hora de transmitir un mensaje. Por ejemplo, en su primera aparición pública como Pontífice, Francisco utilizó solamente la sotana blanca, sin otros revestimientos propios de su nueva dignidad. Asimismo, esta semana, después de oficiar misa en la Iglesia de Santa Ana, no tuvo inconveniente en romper el protocolo para intercambiar saludos con la gente que estaba en la calle, despertando el nerviosismo de su equipo de seguridad, o en recibir con un beso a la presidenta de Argentina, Cristina Fernández de Kirchner. No hay ninguna duda, pues, de que con el nuevo Papa estamos ante un gran comunicador en todos los sentidos.
Felicidades por el artículo. La comunicación es realmente algo muy importante para todos y también para una institución como la Iglesia, a la que se ha tachado muchas veces de fría y distante. La cercanía y naturalidad que caracterizan al nuevo Papa son básicas en este sentido y seguro le serán de gran utilidad a la hora de ejercer su papel como representante eclesiástico. A ver si se anima pronto a hacer tuits ☺
ResponderEliminarAunque soy agnostico reconozaco que el nuevo papa pinta bien. Pero el movimiento se demuestra andando. Veremos como evoluciona su papado.
ResponderEliminarTotalmente de acuerdo con elcontenido de este artículo. Pero, a su vez, quiero felicitar a quien lo ha escrito, puesto que al igual que está haciendo el Santo Padre sabe escribir lo que quiere transmitir con una claridad meridiana. Felicidades¡¡.
ResponderEliminarMuy buena la reflexión! ¿Tendrá el Papa un director de comunicación que le marca los pasos a seguir? ¿O quizá es que simplemente es bueno en esto de comunicar? Lo que está claro es que el Pontífice ha aprovechado sus dotes comunicativas en el momento clave para enviar mensajes claros sobre el cambio de estilo y de época que cree necesarios.
ResponderEliminarFaltaria saber si es tracta d'una manera de comunicar espontània, com dieu, o fruit d'una estartègia de comunicació molt calculada. Parlar de comunicació, marketing i xarxes socials en l'Església l'acosta al ciutadà o l'allunya del missatge simple, auster i directe que hauria de predicar?
ResponderEliminarLa veritat és que s'ha aconseguit un efecte molt positiu en la imatge de la cúpula del Vaticà en molt pocs dies, l aquest Papa, o és molt llest, o té un superequip d'assessors al darrera que aprofiten el canvi de figura per fer net amb els escàndols i draps bruts de l'església.
ResponderEliminarInteressant article, doncs no havia parat atenció en els moviments fets pel Papa i efectivament tot apunta a una estratègia molt ben estudiada.